
La historia nos dice que cuando una de esas esculturas se quebraba, se reemplazaba la parte quebrada con cera pintada, para que tuviera exactamente el mismo aspecto que el mármol que sustituía. Muchas esculturas reparadas con cera se vendían, la mayoría de las veces sin indicar que se habían hecho de reemplazo.
En latín, las palabras usadas eran sine , que significaba sin, y cera. De la unión de estas palabras latinas se deriva la palabra sincera. En la historia hubo un tiempo en que esta práctica se hizo tan corriente que cuando los compradores querían comprar estatuas costosas, pedían primero que se les diera una "sincera", una que no tuviera cera.
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