viernes, 6 de marzo de 2009

Máscaras

A más de uno le gustaría tener una máscara con la que pasar inadvertido...

Y la razón es esta: aquellas personas que fingen ser otras quieren liberarse de la servidumbre de su propia biografía; desean, en definitiva, ser otros y no pueden serlo si alguien no les mira como a seres en blanco. Lo que les empuja a la ficción es el anhelo de "ser querido por sí mismos".


Recuérdese, por ejemplo, que Felipe V, cuando fue a Cataluña para recibir a su prometida María Luisa de Saboya, a quien no conocía, la acompañó durante un trecho del camino de incógnito, como un servidos más de los que daban escolta a su litera. Sin duda, el joven Rey deseaba dejar de asumirlo durante unas horas y sentirse espejado en los ojos de aquella niña como simple jinete, recibir la simpatía exenta de ganga que tal figura pudiera despertar en ella; dejarse mirar, en suma, a biografía depuesta, ser apreciado "por sí mismo".

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